La tecnología es un producto humano. A pesar de ello, muchos la consideran la razón del florecimiento de la civilización humana; otros más, como de un proceso de retroceso que dirigirá inminentemente a la caída del ser humano. En estas posturas extremas, el debate si la tecnología es buena o mala se decanta entre dos extremos, en el ir y venir de un lado a otro, también evidencia sus claroscuros, pero ¿la tecnología es tan mala como dicen que es o tan buena como sus defensores argumentan? O bien, ¿en sus matices puede apreciarse ambas cosas?
No es la primera vez que a la tecnología se le considera como algo malo, esto se aprecia con el Movimiento Ludita (Siglo XIX), sus adeptos protestaban que los telares y las máquinas de hilar, devenidas de la Primera Revolución Industrial, destruyeron los empleos. Esta naturaleza de maldad y bondad que impronta en las mentes humanas es una contradicción que entra en el orden de la ética. Sí, así es, hay una tecnoética que en un ámbito interdisciplinar estudia los valores morales y éticos en la utilización de la tecnología; o en otras palabras, investiga la conducta humana en torno a su uso y desarrollo.
No es la naturaleza de la tecnología a la que hay que cuestionar sino su uso y la razón de su desarrollo. La responsabilidad cae en el ser humano porque es un producto de él y de nadie más, desde el ambiente de estudio que compete sobre la brecha digital, también están las contradicciones. El ejemplo más cercano se encuentra en el software.
Existen dos tipos que pueden ubicarse dentro de la ética de la tecnología, estos son el software privativo y, el software libre y de código abierto. Sus valoraciones éticas se determinan, en el primero que considera al usuario dependiente de la tecnología y en el segundo como autónomo de la misma, donde se precisa el nivel de conocimiento del usuario. Estas dos posturas incurren en la educación de manera categórica, entre la dependencia y la libertad lo que nos lleva también a terrenos ideológicos. La educación nunca ha sido neutral.
Entonces, ¿ángel o demonio? Ni uno, ni otro. Es el uso y el desarrollo de la tecnología, que dentro de un aspecto ético, es necesario fundamentarlas dentro de los conceptos de libre albedrío, virtud, responsabilidad y obligación; de esta manera, en su esencia, encamina a nuestro interés: cerrar la brecha digital.
José Daniel Guerrero Gálvez. Asesor académico del Programa de Servicio Social Unamita ¡Ciérrale a la Brecha Digital!